¿Educación o enseñanza para México?
Por V. Goenaga
Es común escuchar que el problema de México sólo se arreglará con educación. Eso es correcto en parte. Aunque la educación es un componente muy importante para resolver el gran problema de México, no es el único. Lo preocupante es que generalmente, cuando escuchamos el argumento de que con educación México saldrá adelante, por alguna razón siempre pensamos que el problema de México se resolverá, si acaso, en el largo plazo.
Si la educación consiste en ir desarrollando y perfeccionando el intelecto, la fuerza física, los sentidos, incluso los valores y los principios morales; entonces, efectivamente parece que se requiere mucho tiempo y práctica para ver los frutos de la educación y eso justifica por qué pensamos que el problema de México se resolverá en un futuro lejano. Claro, suponiendo que el plan del gobierno para la educación del país incluya entre sus objetivos el desarrollo y perfeccionamiento necesarios para generar buenos ciudadanos y el orgullo nacional.
Hay mucho por decir del plan para la educación en México, sobre lo que quiere decir ser un buen ciudadano, orgullo nacional, sobre el interés del gobierno por tener un pueblo apático, acerca de la falta de programas de largo plazo, y cualquier cantidad de definiciones que no abordaremos. El punto es que de tanto enfocarnos en la educación nos olvidamos de la enseñanza porque tendemos a pensar que educar y enseñar es lo mismo; y aunque la enseñanza y la educación tienen una misma finalidad, la enseñanza, a diferencia de la educación, es para el corto plazo.
Pensemos que en la enseñanza se utilizan reglas o preceptos que instruyen o adoctrinan, que indican cómo obrar en lo sucesivo, que señalan algo que debe hacerse o evitarse. Se trata de instrucciones simples que no requieren más que de su aplicación inmediata, que, si además de ser sencillas manifiestan el valor personal y colectivo de cumplirlas generan un comportamiento común que provoca que los ciudadanos se exijan mutuamente el cumplimiento de esas reglas. Entonces debiéramos pensar en la enseñanza y no en la educación como el recurso para darle la vuelta al problema de México en el corto plazo.
Una forma muy sencilla de comunicar las normas a seguir consistiría en usar los espacios y tiempos destinados para el gobierno en los medios de comunicación para enviar mensajes que generen conductas que benefician a una ciudad en particular o al país en general. Hoy, francamente esos espacios y tiempos se utilizan para mandar mensajes intrascendentes y vacíos de contenido. Se requiere utilizar esos tiempos en medios para enviar mensajes que promuevan una conducta que, de ser practicada por la colectividad ayudará a mejorar la convivencia cotidiana de la personas. Ejemplos: detén tu coche antes de un cruce si ves que te quedarás estorbando al cambiar el semáforo y permite que la otra calle transite; guarda tu basura hasta que llegues a tu destino, mira tu calle limpia y mira tu calle sucia, etc.
La enseñanza tiene además el beneficio de estar dirigida a toda la población sin importar el grado de educación de cada individuo, su sexo, su color, etc., y que además puede estar ligada a un beneficio inmediato común si todos la aplicamos. Por supuesto, habrá los que quieran ampararse ante una enseñanza en particular, los que no estén de acuerdo, los que quieran organizar marchas, los que consideran que se les está quitando su derecho, que se están suprimiendo sus libertades, por ejemplo, la de pasarse los semáforos en luz roja aunque eso evite accidentes; ¡nunca faltan!
Enseñanzas simples con beneficios compartidos. De nada les sirve a los ciudadanos saber el año de la independencia si no se comparten las reglas básicas de convivencia por el bienestar de todos que provocan un mejor nivel de vida en el corto plazo.
El Autor es Maestro en Dirección de Empresas / Fundador de PDBC México / Consultor de Empresas / Creador de la Metodología PDBC para Administrar Recursos Humanos